Hay cosas que no cambian y una de ellas son las fotos de niños compuestas por múltiples caras diferentes, son una bonita manera de inmortalizar expresiones únicas de cada niño, que con el paso del tiempo ganan valor. Porque es en la temprana edad donde empezamos a definir nuestro carácter, nuestra expresividad, nuestra manera gestual de comunicarnos. A quién no les gusta verse de adulto como era de niño, es una manera de estar conectado con la esencia más pura; la del niño/a que todos llevamos dentro. Hace poco un padre me contó, que mostrándole a su hija esas fotos de cuando el era pequeño, la niña se reconocia en el, mágico ¿no? reconocer de donde venimos.
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